domingo, 7 de diciembre de 2014

Fernando Francés, torrelaveguense ilustre



Puede que la imagen de Torrelavega como ciudad pequeña e industrial de pie a alguien a pensar que tan solo es un punto del mapa que padece las emboscadas de la crisis. Nada más lejos de la realidad. La ciudad es un hervidero constante de ideas, proyectos y talentos, y lo ha sido desde siempre. Un ejemplo de ello nos le ha mostrado esta semana el grupo de opinión Quercus, que ha otorgado el premio de Torrelaveguense ilustre de este año, al crítico y galerista Fernando Francés, el hombre que dirige uno de los museos de arte contemporáneo más influyentes, el CAC de Málaga, y es de Torrelavega.


Nacido en nuestra ciudad en 1962, Francés estudio en el Colegio la Paz. Tras acabar sus estudios universitarios en Salamanca se inició en el mundo del arte como crítico en el diario Alerta de Cantabria y tras sus continuas visitas a la galería Puntal 7. Comenzó en los años ochenta a comisariar exposiciones en Santander. Luego vendría su trabajo para la Fundaciónla Caixa”, su colaboración en al revista Arte y Parte y la creación de una de las empresas más importantes de España en gestión cultural y organización de actividades, hasta alcanzar un ritmo de una exposición cada dos días. Un ritmo que quedo interrumpido cuando en 2002 se le abrió la posibilidad de dirigir el CAC, uno de los centros de arte contemporáneo más importantes de Europa. Se fue a Málaga, se enamoró de su trabajo, y allí sigue.
Dicen que su carácter impetuoso, y su capacidad de entrever arte donde lo demás no ven nada, le han metido en algunos charcos y a ganarse algunos críticos. Pero de lo que no hay duda es de que  ha convertido al de Málaga en uno de los museos más prestigiosos a nivel nacional, con una de las mejores y más innovadoras programaciones del panorama cultural, con asiduos como Per Barclay, Bill Viola, McCarthy, Louise Bourgeois, Kapoor o Gilbert & George. Artistas, junto a muchas promesas, que denotan un trabajo muy sistemático que refleja la visión del arte como un todo social, ideológico, conceptual, literario, filosófico y estético, y la cultura como una forma de vida. En todos los casos, artistas con capacidad de influir en la conciencias, siempre occidentales (una de las mayores críticas a su gestión), casi siempre internacionales, casi siempre poco conocidos por el gran público, de ahí que él se jacte de abrir fronteras.

Una de las claves de su éxito, y del de Málaga se encuentra, según los especialistas, en una ingeniosa combinación de artistas internacionales, talentos emergentes, uso de las nuevas tecnologías y bajos presupuestos. Una combinación cuya paternidad hay que atribuir a este torrelaveguense, y a un equipo humano muy reducido, especializado e implicado creado por él.

Pero tras doce años de trabajo Francés no se ha acomodado. Su línea de trabajo se proyecta ahora hacia la búsqueda de artistas de primer nivel mundial que sean capaces de crear, pero también de reflexionar sobre los temas que nos interesan y, si puede ser, con artistas muy próximos al espectador. En esa línea, Francés ha instalado su proyecto en el barrio de las artes de Málaga, con mucha dedicación a artistas urbanos y callejeros, sobre los cuales acaba de realizar la primera gran exposición española, tras la que llegará una mira muy prometedora al arte chino. Un barrio en el que el cántabro ha sido pieza clave para rescatar a la ciudad un espacio, cercano al puerto, muy degradado en los últimos años, especialmente tras la marcha de muchos profesionales y la entrada de muchos “negocios marginales”. Hoy el espacio de Francés es parte de una zona peatonalizada, recuperada para el comercio y que puja por ser una de las zonas más intrépidas de la ciudad, en el ámbito cultural, hasta el punto de ser en la actualidad el centro del MAUS, un proyecto del ayuntamiento para desarrollar proyectos culturales en este  barrio, apodado ya por algunos, como el SOHO de Málaga.
Francés ha diseñado el MAUS a través de dos líneas de actuación. De un lado la invitación a grandes artistas internacionales para que vistan las fachadas de edificios sin significado del barrio. De otro invitar a artistas locales a hacer diversas intervenciones en locales abandonados o cerrados, las ya famosas “chapas” de Málaga.
Un trabajo continuado de difusión artística y de recuperación urbana de la cultura, que este año nuestra ciudad va a reconocer, en la figura de un chico de Torrelavega, por supuesto.


Ana García
Torrelavega, Universidad de Cantabria

Imagen CAC Málaga y Colegio La Paz, promoción 62 

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