Puede que
la imagen de Torrelavega como ciudad pequeña e industrial de pie a alguien a
pensar que tan solo es un punto del mapa que padece las emboscadas de la
crisis. Nada más lejos de la realidad. La ciudad es un hervidero constante de
ideas, proyectos y talentos, y lo ha sido desde siempre. Un ejemplo de ello nos
le ha mostrado esta semana el grupo de opinión Quercus, que ha otorgado el
premio de Torrelaveguense ilustre de este año, al crítico y galerista Fernando
Francés, el hombre que dirige uno de los museos de arte contemporáneo más
influyentes, el CAC de Málaga, y es de Torrelavega.
Nacido en
nuestra ciudad en 1962, Francés estudio en el Colegio la
Paz. Tras acabar sus estudios
universitarios en Salamanca se inició en el mundo del arte como crítico en el
diario Alerta de Cantabria y tras sus continuas visitas a la galería Puntal 7.
Comenzó en los años ochenta a comisariar exposiciones en Santander. Luego
vendría su trabajo para la
Fundación “la
Caixa ”, su colaboración en al revista Arte y Parte y la
creación de una de las empresas más importantes de España en gestión cultural y
organización de actividades, hasta alcanzar un ritmo de una exposición cada dos
días. Un ritmo que quedo interrumpido cuando en 2002 se le abrió la posibilidad
de dirigir el CAC, uno de los centros de arte contemporáneo más importantes de
Europa. Se fue a Málaga, se enamoró de su trabajo, y allí sigue.
Dicen que
su carácter impetuoso, y su capacidad de entrever arte donde lo demás no ven
nada, le han metido en algunos charcos y a ganarse algunos críticos. Pero de lo
que no hay duda es de que ha convertido
al de Málaga en uno de los museos más prestigiosos a nivel nacional, con una de
las mejores y más innovadoras programaciones del panorama cultural, con asiduos
como Per Barclay, Bill Viola, McCarthy, Louise Bourgeois, Kapoor o Gilbert
& George. Artistas, junto a muchas promesas, que denotan un trabajo muy
sistemático que refleja la visión del arte como un todo social, ideológico,
conceptual, literario, filosófico y estético, y la cultura como una forma de
vida. En todos los casos, artistas con capacidad de influir en la conciencias,
siempre occidentales (una de las mayores críticas a su gestión), casi siempre
internacionales, casi siempre poco conocidos por el gran público, de ahí que él
se jacte de abrir fronteras.
Una de las
claves de su éxito, y del de Málaga se encuentra, según los especialistas, en
una ingeniosa combinación de artistas internacionales, talentos emergentes, uso
de las nuevas tecnologías y bajos presupuestos. Una combinación cuya paternidad
hay que atribuir a este torrelaveguense, y a un equipo humano muy reducido, especializado
e implicado creado por él.
Pero tras
doce años de trabajo Francés no se ha acomodado. Su línea de trabajo se
proyecta ahora hacia la búsqueda de artistas de primer nivel mundial que sean
capaces de crear, pero también de reflexionar sobre los temas que nos interesan
y, si puede ser, con artistas muy próximos al espectador. En esa línea, Francés
ha instalado su proyecto en el barrio de las artes de Málaga, con mucha dedicación
a artistas urbanos y callejeros, sobre los cuales acaba de realizar la primera
gran exposición española, tras la que llegará una mira muy prometedora al arte
chino. Un barrio en el que el cántabro ha sido pieza clave para rescatar a la
ciudad un espacio, cercano al puerto, muy degradado en los últimos años,
especialmente tras la marcha de muchos profesionales y la entrada de muchos “negocios
marginales”. Hoy el espacio de Francés es parte de una zona peatonalizada,
recuperada para el comercio y que puja por ser una de las zonas más intrépidas
de la ciudad, en el ámbito cultural, hasta el punto de ser en la actualidad el centro
del MAUS, un proyecto del ayuntamiento para desarrollar proyectos culturales en
este barrio, apodado ya por algunos,
como el SOHO de Málaga.
Francés ha
diseñado el MAUS a través de dos líneas de actuación. De un lado la invitación
a grandes artistas internacionales para que vistan las fachadas de edificios
sin significado del barrio. De otro invitar a artistas locales a hacer diversas
intervenciones en locales abandonados o cerrados, las ya famosas “chapas” de Málaga.
Un trabajo
continuado de difusión artística y de recuperación urbana de la cultura, que
este año nuestra ciudad va a reconocer, en la figura de un chico de
Torrelavega, por supuesto.
Ana García
Torrelavega,
Universidad de Cantabria
Imagen CAC
Málaga y Colegio La Paz ,
promoción 62
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