Es una de nuestras calles más queridas, la dedicada al escritor y ciudadano comprometido, Manuel Llano. Manuel Llano. Nacido en 1898 en Cabuérniga, en pleno corazón de Cantabria, este escritor se convirtió en el más emblemático narrador del mundo rural montañés. Su obra, cargada de lirismo, misterio y profundo amor por la tradición oral, no solo retrató con fidelidad la vida y costumbres de su tierra, sino que elevó lo cotidiano a la categoría de leyenda.
Desde joven, Manuel Llano mostró un agudo interés por las historias que contaban los pastores, las curanderas y los viejos del lugar. A falta de una formación académica completa, se educó en la sabiduría popular. Su oído entrenado para los matices del habla rural y su profunda sensibilidad literaria le permitieron captar no solo los hechos, sino también la atmósfera que los envolvía: una mezcla de realidad, superstición y poesía.
En obras como Mitos y leyendas de Cantabria y Crónicas del Alto Nansa, Llano tejió un universo narrativo propio, donde los seres humanos convivían con brujas, anjanas y duendes. Pero no se trataba simplemente de literatura fantástica. Detrás de cada relato había un retrato social, una fotografía literaria de un mundo que ya comenzaba a desvanecerse con la llegada de la modernidad. El escritor se convirtió así en el cronista de un tiempo condenado al olvido, y a través de sus palabras, ese tiempo encontró una forma de perdurar.
Lo más notable de su obra es la capacidad para fundir el realismo más crudo con lo sobrenatural. Las penurias de los campesinos, el aislamiento de las aldeas o el peso de las creencias ancestrales aparecen con igual fuerza que las apariciones fantasmales o los pactos con el diablo. Todo en su narrativa rezuma autenticidad. Sus personajes no son héroes ni villanos, sino hombres y mujeres comunes atrapados entre la tierra, el cielo y los mitos.
A pesar de su talento, Manuel Llano vivió con escasos recursos y murió joven, en 1938, víctima de la tuberculosis. Su muerte a los 40 años impidió que viera el verdadero reconocimiento que su obra merecía. No obstante, con el paso del tiempo, su figura ha crecido hasta convertirse en símbolo de la literatura cántabra y en guardián de su imaginario popular.
Hoy, en las aulas, en las bibliotecas y en los caminos rurales de Cantabria, su nombre se pronuncia con respeto. Manuel Llano no solo escribió sobre su tierra: la amó, la soñó y la rescató para la eternidad. Su voz, como el eco de las montañas, aún resuena en cada rincón donde la tradición se niega a morir.
Fuentes:
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Gómez, J. A. (2004). Manuel Llano: vida y obra. Editorial Tantín.
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Gobierno de Cantabria. Portal de Cultura: https://www.culturadecantabria.com
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Centro de Estudios Montañeses. Archivo digital.
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Biblioteca Nacional de España – Catálogo de obras de Manuel Llano.
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