Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el Cid Campeador, fue un destacado líder militar castellano del siglo XI. Nacido en Vivar, cerca de Burgos, alrededor de 1043, se distinguió en las campañas militares al servicio de Sancho II de Castilla y, posteriormente, de Alfonso VI de León y Castilla. Sin embargo, tras desavenencias con Alfonso VI, fue desterrado en dos ocasiones, lo que le llevó a ofrecer sus servicios como mercenario a distintos reyes musulmanes de la península ibérica.
Durante su primer destierro (1080-1086), el Cid sirvió a los reyes de la taifa de Zaragoza, liderando sus ejércitos en diversas campañas. En este periodo, no hay evidencia concluyente de que su esposa, Jimena Díaz, lo acompañara en Zaragoza o residiera en Asturias.
En 1089, al inicio de su segundo destierro, Jimena y sus hijos, Cristina, Diego y María, fueron encarcelados por orden de Alfonso VI. No se tienen más noticias de Jimena hasta finales de 1094, cuando el Cid, tras conquistar Valencia el 17 de junio de ese año y asegurar su dominio con la victoria en la batalla de Cuarte el 21 de octubre, se reunió con su familia en la ciudad.
Desde la muerte del Cid en 1099 hasta 1102, Jimena gobernó Valencia. Ante la amenaza almorávide y la imposibilidad de defender la ciudad, Alfonso VI decidió evacuar e incendiar Valencia en 1102, escoltando a Jimena de regreso a Castilla. Durante este periodo, en 1101, Jimena realizó una donación a la catedral de Valencia, y en 1103 vendió un monasterio de su propiedad a dos canónigos de Burgos. Aunque la tradición sostiene que vivió sus últimos años en el monasterio de San Pedro de Cardeña, es más probable que residiera en Burgos o en sus proximidades.
Jimena Díaz falleció entre el 29 de agosto de 1113 y 1116, probablemente en este último año. Fue enterrada junto al Cid en el monasterio de San Pedro de Cardeña. Durante la Guerra de Independencia española, sus restos fueron expoliados y, en 1921, trasladados a la catedral de Burgos, donde reposan actualmente.
El matrimonio entre el Cid y Jimena, celebrado entre julio de 1074 y el 12 de mayo de 1076, unió al Campeador con una noble asturiana de ilustre linaje. Jimena era hija de Diego Fernández, conde de Oviedo, y nieta de Fernando Flaínez. Esta alianza fortalece la posición del Cid en la nobleza castellana y leonesa.
La figura de Jimena Díaz ha sido objeto de diversas interpretaciones a lo largo de la historia. Aunque tradicionalmente se la ha presentado como una esposa abnegada y sumisa, estudios recientes destacan su papel activo en la administración y defensa de Valencia tras la muerte del Cid, así como su capacidad para gestión.
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