Manuel
Llano Merino, también conocido como Nel Llano fue un destacado escritor
cántabro de principios del siglo XX.
Nació el 23
de enero de 1898 en Sopeña, Cantabria. Su padre, albarquero de oficio era
conocido como Manueluco el Ciego por un problema que padecía en la vista. La
económica familiar no fue muy holgada en la infancia de Manuel y es por ello
que vive con sus abuelos en Sopeña, en un lugar conocido como el Corral
Redondo, y sus padres lo hacen en Santander.
Más tarde
asiste a la Escuela
Pública de Sopeña y de ahí a la Fundación de los frailes
de La Salle. En
esa época Manuel presenta ya una "nube" en el ojo izquierdo como indicio de una tara
hereditaria. Como más tarde contaría el propio Manuel Llano, durante un tiempo
ejerció de sarruján en las brañas de los puertos altos de la mancomunidad
Campóo-Cabuérniga en Carmona, donde tenía familiares. "... Manuel Llano ha
sido sarruján en su niñez. Solo, en las altas
noches estivales el sarruján de Carmona contó estrellas y aprendió los
rumbos de las aves, los pálpitos de las selvas , la huella de los animales monteses, el ruido de una hoja, el chasquido
de una yerbecilla al romper…”. Al quedar definitivamente ciego el padre de
Manuel, éste tuvo que acompañarle en el oficio de lazarillo..."porque
nosotros hemos sido lazarillo. Una mano se posó en nuestro hombro, en las
leguas de muchos caminos en la tristeza de muchas soledades". Se traslada
a Santander a vivir, ahora sí, con sus padres.
A los 15
años Manuel aparece ya inscrito en los estudios de Magisterio. Pero en 1917,
motivado por su afán aventurero, concibe la idea de hacerse marino y se
matricula en la escuela Náutica de Santander. En 1923, a los 25 años de
edad, se casa con la burgalesa María Lázaro pero su situación económica le
obliga a continuar viviendo con sus padres en Santander. Para entonces está ya
trabajando en el diario santanderino "El Pueblo Cántabro". En
ocasiones asistía a la tertulia que se formaba en la Biblioteca Menéndez
Pelado donde, entre otros, asistían Artigas, Cossío, Sánchez Reyes, Maza, etc.
y también asiste esporádicamente a las que se forman en el Café Suizo del
Ateneo y a las que asistían, Francisco Obregón, Díaz Munio, Luis Corona, Mauro
Muriedas, Fernández Muriedas, Manuel Hoyos, José Hierro, Jose Luis Hidalgo,
etc.
Manuel
Llano amaba la vida rural y eran muy frecuentes sus andanzas por los pueblos en
busca de leyendas y de costumbres y tradiciones cántabras. Goza por entonces de
gran estima y prestigio como escritor y folklorista y escribe Las Anjanas, con
uno de cuyos ejemplares decide visitar a Gerardo Diego lo que le hace llegar al
Instituto de Santander.
En 1931, se
publica Brañaflor, colección de relatos, mitos y temas parecidos. En 1932
publica Campesinos en la ciudad. En 1934 publica La Braña , Rabel. En 1935,
Retablo infantil y Parábolas. En 1937 publica Monteazor.
De su actuación durante los años de la Guerra Civil , sabemos
que Manuel Llano realizó numerosas gestiones para librar de persecuciones e
incluso de la muerte a cuantas personas solicitaron su favor. Se escuchan
relatos que hacen referencia a que ocultó a personas o a la especial protección
que les brindó prestándose incluso a dormir en sus camas, a traerles del frente
de guerra,... etc. En la noche del 31 de diciembre de 1937, el escritor se
retira a su casa, y después de cenar ligeramente, se acuesta. Cuando las
campanas del reloj anunciaban la salida del año, Llano presenta los primeros
síntomas del mal que le ocasionaría la muerte en pocas horas.
Su vida ha
sido dura, ha padecido todo tipo de penurias, vivió momentos importantes de la Historia de España, la
pérdida de las Colonias (Cuba, Filipinas) y la Guerra Civil. Dejaba
viuda, tres hijos y unos proyectos que ya nunca realizaría: obras en trance de
terminar o de editarse como Dolor de tierra verde, El libro de los tontos,
Cuentos de enero o Malva. Así, el hombre bondadoso, el amigo de los niños y de
los ancianos, uno de los escritores más grandes que ha tenido La Montaña moría a los
cuarenta años. Su entierro fue sencillo y con poco acompañamiento. En 1980, por
acuerdo del Ayuntamiento de Santander, sus restos son trasladados al Panteón de
hijos ilustres de la cuidad.
El 29 de
junio de 1979, el alcalde de Torrelavega, Juan Ramón Tirado, en homenaje a
Manuel Llano, por su fundamental papel en la literatura cántabra pone su nombre a una calle de Torrelavega.
Hemeroteca
municipal de Torrelavega
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