Machi,
famosa y reconocida por películas taquilleras como "Ocho Apellidos
Vascos", por sus intervenciones almodovarianas "Hable con ella",
"Los Abrazos Rotos" y "Amantes Pasajeros") y por sus éxitos
televisivos (“Siete vidas” y Aida”), es la protagonista de la edición de este
año que empieza por ser la ganadora del Séptimo Premio Duende Zahorí, que se
concede por votación popular, reconociendo entre los actores y actrices que nos
visitan, su trayectoria profesional, su calidad artística y su compromiso con
nuestra ciudad.
El premio
ha sido entregado, en el escenario del Concha Espina, por la alcaldesa de la
ciudad (Lidia Ruiz Salmón), en presencia de la concejal de cultura (Juncal
Herreros), el presidente de la
Asociación de Amigos del teatro Concha Espina (Alejandro
Campo).
Machi ha
agradecido al público el premio y la hospitalidad con la que la ciudad la ha
recibido, mostrándose prudente en su valoración de la obra que ha presentado en
Torrelavega, una obra inspirada en la conocida obra de Shakespeare, Macbeth. El
Mácbez de Machi es sin embargo menos dramático, a fuerza de crear un clima
desasosegante, inquietante, abrumador. Una orgía de sangre tras la que se
esconde una sórdida recreación del mundo de la política española que (para más
inri) tiene lugar en la
Galicia actual. Lúcidas transiciones de escena, brillantes
combinaciones de personajes, mágicos efectos visuales y sonoros y una
interpretación (especialmente en los secundarios) crean una obra opresiva donde
los personajes que pugnan por el poder (el poder personal, el insaciable
apetito por la autocomplacencia) introduciéndose en una opresiva espiral de
muerte para defender y proteger sus ambiciones.
Dura y sin
concesiones, Mácbez es un camino tortuoso, a lo largo de dos horas de
representación, hacia la locura, definiendo un mundo político que vive al
margen de la ciudadanía y cuya esencia queda reflejada en una escena final
donde el presidente del partido y los dirigentes de la Xunta de Galicia, saludan al
público, con las manos teñidas de sangre. Un obra compleja y complicada de
digerir que ha provocado una silenciosa disconformidad en una parte del
público.
Carmen
Machi nos explicaba al finalizar el espectáculo que el teatro clásico (tanto el
grecolatino como el del siglo XVI-XVII) encuentra la satisfacción de una forma
de expresión genuina, limpia, que aborda los temas básicos de la existencia
humana sin limitaciones, sin reservas. Textos que ofrecen una riqueza de
palabras, una capacidad de sugerencia y una fuente de inspiración para el
gesto, el movimiento y hasta los silencios, que enamoran a cualquier actor y a
cualquier ciudadano preocupado por reflexionar o mirar de manera crítica todo
aquello que es permanente y esencial en las sociedades humanas. Ese interés por
la profundidad del teatro ha llevado a Machi a implicarse en el nuevo proyecto
del director teatral Miguel del Arco, que prepara "Las furias", una
adaptación de otro clásico, el de Sófocles, que estrenará en abril en el Teatro
de la Abadía ,
en Madrid. Eso no hace que Machi, según nos confiesa, no se sienta orgullosa de
un teatro o un cine más comercial, el de sus orígenes, que la ha dado nombre,
cariño y la aceptación de un público que gracias a sus éxitos televisivos se
sisnte atraido por su presencia y acude al teatro a degustar platos mayores,
como ha sido el de hoy, aunque se nos atragante. De hecho, la actriz ya prepara
su regreso al cine comercial con la segunda parte de "Ocho apellidos
vascos".
Un placer
Carmen Machi.
Ana
Martínez, Esther del Rio
Estudiantes
de bachillerato, Torrelavega (Cantabria)
Imagen
eolapaz
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